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  • Antonio Velasco

La Tía Carmen y la Conquista Espacial

Ahora que está tan reciente la llegada del Perseverance al planeta Marte, viene a mi memoria la odisea del Apollo 11. La misión llegó a la superficie lunar el 20 de julio de 1969 y al día siguiente logró que dos astronautas (Armstrong y Aldrin) caminaran sobre la superficie lunar.

Al parecer aquello representó un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad. Pero para la tía Carmen aquella gesta no era una buena noticia. Recuerdo con gran cariño a la tía Carmen y al tío Alonso. En esa foto que les hice en 1983 o 1984 ambos tenían ya más de ochenta años. Eran naturales de Dos Hermanas, Sevilla, si la me memoria no me falla.

Cuando yo nací, en 1957, mis padres ya habían podido procurarse un techo.

Y es que en la Planada del Pintor, mi barrio, las personas que llegaban a Sabadell desde Andalucía, Murcia, Extremadura…, construían su hogar aprovechando una ley de la época, que impedía desalojar a las familias que estuvieran bajo un techo. La pareja de la Guardia Civil hacía su ronda diaria, pero no podía hacer nada contra ellos, porque habían levantado las cuatro paredes de forma clandestina en una noche, techándolas con la ayuda solidaria de los vecinos.

El tío Alonso y la tía Carmen se habían construido una vivienda larga y muy estrecha, en la calle Atlas, muy cerca de la nuestra, que estaba y está en la calle Cáucaso.

La primera televisión que llegó al barrio, que yo sepa, fue la del bar Belmonte, situado en la calle Apeninos esquina con la Urales. Allá acudíamos los niños los domingos a ver las Aventuras de Rin Tin Tín, mientras nos zampábamos un plato de habas y una gaseosa. Los mayores jugaban al futbolín o al billar de carambolas. Los padres jugaban a las cartas o al dominó, entre vaso y vaso de tinto peleón. Algunas madres también acudían, pero muy pocas. Eso sería allá por 1965.

Un par de años más tarde, Dolores y Francisco, nuestros vecinos de al lado, pudieron comprar un televisor. Con este matrimonio mantuve hasta el fin de sus días una relación de mucho cariño. Habían venido desde Alameda, un pueblo de Málaga. Muchas noches, después de cenar, a mi hermana Mari y a mí -no recuerdo si también a mi hermano José Luís, que tendría entonces seis años-, nos dejaban ir a esa casa a ver las distintas series del momento: el Tunel del Tiempo, Los Intocables, El Santo y tantas otras. Las seguíamos con una intensa emoción, porque nos abrían los ojos a mundos nuevos, a vidas muy distintas a la nuestra, románticas y aventureras…

A finales de 1968 o principios de 1969 mis padres pudieron comprar también una televisión. ¡¡ Qué gran ilusión sentimos todos en casa!!

La tía Carmen venía muchas tardes a ver la telenovela. La recuerdo con aquel movimiento perpetuo de cabeza, entre el sí y el no, y emitiendo esporádicos resoplidos, acompasados con las secuencias del programa que estuviéramos viendo.

- Que querrás ser de mayor -me preguntó una de aquellas tardes.

Yo, como sabía que con mi respuesta conseguiría hacerla resoplar, cosa que me divertía, le respondí:

- Me gustaría ser basurero, porque así podría recorrer cada día toda la ciudad.

- ¡Virgen Santa! -exclamó echándose las manos a la cabeza. ¡Encarna, mira lo que dice tu hijo! - Grito para que la oyera mi madre, que preparaba café en la cocina.

-Que es broma, tía Carmen. Aún no sé qué quiero ser de mayor.

-Pues mira -me dijo- tus padres seguramente no van a poder pagarte una carrera en la Universidad, pero si quieres estudiar hay una solución. Lo que tienes que hacer es decir que quieres ser cura. La Iglesia te pagará todos los estudios y, cuando ya tengas el título, te sales…

- No es mala idea. Ya veremos cuando sea más grande…

Casualmente, el 21 de julio de 1969 la tía Carmen estaba en nuestra casa viendo la retransmisión de los primeros pasos de un ser humano sobre la Luna. Todos seguíamos aquella odisea con expectación y emoción. Pero me llamó la atención la actitud de la tía Carmen. Su movimiento de cabeza era más acentuado de lo habitual. Los resoplidos que soltaba eran más continuos. Era presa de una agitación mayor. Al mirarla vi que lloraba a lágrima viva.

-Pero, ¿Qué le pasa, porqué llora?

-Porque son todos unos hijos de puta… Lo que pasará es que en pocos años los ricos habrán subido a la Luna. Desde allí nos tirarán bombas y nos matarán. Cuando estemos todos muertos volverán a la Tierra y se lo quedarán todo paras ellos. Cabrones…

Nos costó mucho tranquilizarla.

Décadas después pienso que quizás la tía Carmen tenía una parte de razón.

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